Año 1333. Eduardo III está en guerra con Escocia. Sir Harry Lyon, de diecinueve años, anhela demostrar su valía y aprovecha la oportunidad cuando un poderoso barón inglés, William Montagu, lo invita a una misión secreta con una docena de caballeros de élite. Cabalgan hacia el norte, hasta una ruinosa fortaleza escocesa, capturan al niño salvaje y medio muerto de hambre que se encuentra dentro y pasan por la espada a los demás habitantes.

Pero nadie sabe por qué la flor de la caballería inglesa cruzó la frontera para capturar a un adolescente salvaje y sucio. Montagu entrega el niño a Harry como su escudero, con solo dos reglas: no dejarlo escapar y convertirlo a la causa inglesa.

Al principio, es inútil. El chico escocés es hosco y violento, y come todo lo que le ponen delante. Entonces Harry comienza a notar cosas: que, además de gaélico, el niño habla un francés impecable, con un acento muy diferente al normando de Harry, que también sabe leer latín. Y cuando Harry finalmente convence al chico, Iain mac Maíl Coluim, de que se corte su sucio y largo cabello, el rostro revelado es la cosa más hermosa que Harry ha visto jamás.

Con Iain como su escudero, Harry gana torneo tras torneo y se convierte en el favorito del Rey. Pero debajo de las victorias arden secretos: la creciente pasión de Harry e Iain el uno por el otro, y la misteriosa herencia de Iain. Mientras Inglaterra se precipita hacia la guerra una vez más, estos secretos destruirán todo lo que Harry ama.