No hay nada malo en jugar, excepto cuando sabes que estás a punto de perder.

De niña soñaba con ser muchas cosas. Una fotógrafa de veinticinco años luchando por llegar a fin de mes con un montón de gastos legales no era una de ellas. Tomar decisiones cuestionables tampoco lo era. ⁣

Después de colgar la cámara, empiezo un trabajo que detesto y que me hace cuestionarme mi moral a diario.⁣

Hasta que me encuentro con el nuevo portero malo de Chicago, cuya reputación es un desastre: 

Emory Olson.

En un esfuerzo desesperado por librarme de mi deuda, arrincono a Emory e intento chantajearlo. 

Cuando mi plan fracasa, no solo me encuentro con un nuevo enemigo de ojos azules como el acero y talento para el juego, sino con un hombre que ahora tiene una misión y su propio plan descabellado en mente. ⁣

Casarse conmigo.

Los términos son simples: Me caso con Emory y actúo como su esposa cariñosa ante la prensa para limpiar su imagen, y él pagará mi deuda cuando el trabajo esté hecho. Pero ahora, en lugar que las facturas me quiten el sueño, fantaseo con mi esposo falso y su mirada diabólica.

⁣Él me dice que siga el juego, pero cuando las líneas empiezan a desdibujarse y sus caricias se 

prolongan, ya no estoy segura de lo que es real o falso. La chisporroteante atracción y la ardiente química que hay entre nosotros no pueden contenerse.⁣

Emory Olson dice que nunca pierde, y al final de nuestro juego matrimonial, estoy segura que yo no soy una excepción. ⁣

He tomado decisiones racionales toda mi vida.

Si alguien necesita ayuda, ahí estoy. ¿Mi abuela necesita apoyo con las cuentas? Dejo la escuela de arte y consigo un trabajo bien pagado. ¿Alguien necesita la camisa que llevo puesta? Puede quedarse con la mía.

Cuando el soltero más codiciado de la liga y padre soltero necesita una niñera que pueda mirar más allá de su fama y que no termine en su cama, soy la elección perfecta.

Excepto que Rhodes Volkova no es precisamente fácil de tratar. Es gruñón, directo y cínico por experiencias pasadas con mujeres incapaces de hacer su trabajo y nada más. No importa que tenga un punto débil enorme por su hija y que sea irresistiblemente atractivo.

Eso no afecta mi capacidad de ser la mejor niñera, y mucho menos me va a atraer a su cama como al resto.

Rhodes desconfía de mí, teme que sea como las demás, con signos de dólar en los ojos o buscando un romance pasajero con alguien rico y famoso. Pero lo que él no sabe es que yo también desconfío. He terminado con los hombres y tengo mis propios problemas. No tiene que preocuparse que cruce una línea.

Aunque… nadie dijo nada sobre patinar sobre la línea.