Mantente con vida a toda costa. Sin apegos, sin mirar atrás, sin emociones.

Lo último que me dio mi padre fue una llave. Sin explicaciones, sin detalles, solo una llave. Lo último que me pidió fue que llevara la llave a unas coordenadas. Pero sobrevivir en un mundo caído lleno de Salvajes no es fácil. Los Colmillos y las Garras, que alguna vez fueron miembros destacados de la sociedad, son ahora esclavos del virus, cazando indiscriminadamente bajo una luna perpetuamente llena.

No hay esperanza. No hay refugio. No estoy sola. No hasta ellos.

Son una nueva raza de bestias monstruosas con colmillos y pieles. No afectados por la enfermedad, solo anhelan una cosa, y corre por mis venas. Sobrevive, dijo mi padre. No busques a nadie más que a ti misma. Pero a veces la única forma de sobrevivir es crear vínculos. A veces la única forma de vivir es aceptar un baile con la muerte. Y ahora mismo, para mí, el camino hacia la supervivencia está en la sangre.

Espero que no me mate.

Emprender el viaje, encontrar la cerradura que encaje con la llave y obtener algunas malditas respuestas.

Ir del punto A al punto B. Seguir la ruta trazada y refugiarse en los momentos previstos. Suena bastante sencillo, ahora bien, si solo hubiéramos tenido en cuenta el hecho de ser atacados por djinn y tener que tomar un desvío a través de las Tierras Salvajes.

Con obstáculos a cada paso, lo último que los Colmillos y yo necesitamos en nuestros traseros es una nueva raza de Salvajes, pero parece que eso es exactamente lo que el destino está a punto de arrojarnos.

Este viaje va a ser de todo menos aburrido, pero con los Colmillos como respaldo, puede que consiga llegar al Búnker de una pieza y obtener finalmente algunas respuestas.

Quien dijo que los viajes por carretera eran divertidos puede irse a la mierda.

No es una carrera justa cuando compites contra el tiempo.

Los Colmillos y yo tenemos las respuestas que buscábamos, pero para mí esas respuestas vienen con una sentencia de muerte. Pero que me condenen si voy a rendirme fácilmente. Que me condenen si me voy antes de ver nuestra misión cumplida.

Justo cuando estoy aceptando mi destino, la esperanza cae en mi regazo como una fruta jugosa. Pero la esperanza puede ser engañosa, y no soy de las que ponen todos los huevos en la misma canasta. La misión debe seguir siendo mi prioridad, pero con los obstáculos acumulándose, llegar a la meta puede requerir una intervención divina, pero el precio...El precio podría ser más de lo que estoy dispuesta a pagar.

No hay polvo mágico en Faerie…

En Faerie La Caza es la cima de la cadena alimenticia, ¿y yo? Soy la cabeza de la víbora, o eso me dicen. Pero es mentira. Algo está surgiendo, un temor, un miedo que no se puede nombrar, y estoy a punto de sumergirme de lleno en él. Ahora, si consigo que los chicos y La Caza trabajen juntos, quizá todos podamos salir ilesos de esto.