Sólo los desterrados saben lo que hay más allá del bosque...

Hay rumores sobre lo que acecha en Witch Knell, el bosque donde los pecadores van a morir. Los aldeanos lo llaman El Bosque de los Devoradores porque lo que se toma nunca se devuelve. Sólo aquellos que perdieron la razón se atreverían a acercarse a él.

O los desterrados.

Maevyth Bronwick sabe que no debe adentrarse en el brumoso laberinto de árboles, pero un trágico giro de acontecimientos la obliga a traspasar el arco de huesos, hasta un límite que ningún mortal ha cruzado antes. Uno que oculta un mundo oscuro y fantástico tan peligroso como seductor.

Allí habita él, el señor maldito de Eidolon. El encargado de mantenerla oculta del mago que pretende crucificarla en nombre de una profecía arcana. Zevander Rydainn, conocido por sus presas como El Escorpión, es el asesino más frío y calculador de toda Aethyria, y antes arrojaría a su aguerrida pupila a una manada de feroces fyredrakes que mantenerla a salvo.

Si tan sólo pudiera.

La sangre de Maevyth es la clave para romper su despreciada maldición y vencer al mal que dormita en Witch Knell. Por desgracia para Lord Rydainn, el destino tiene otros planes para la pequeña e irresistible hechicera. Y su creciente obsesión por ella amenaza con destruirlo todo.