Mi cuento de hadas se convirtió en un cuento con moraleja.

Entintado con alquitrán y sellado con lágrimas.

Se suponía que iba a ser un beso inofensivo en un fastuoso baile de debutantes.

Un momento clandestino con un apuesto desconocido.

Pero a diferencia de su homónimo, mi Romeo no está impulsado por el amor.

Lo impulsa la venganza.

Para él, soy una pieza de ajedrez. Una ventaja.

La prometida de su rival.

Para mí, él es un hombre que merece veneno.

Un príncipe oscuro con el que me niego a casarme.

Cree que aceptaré mi destino.

Bueno, planeo reescribirlo.

Y en mi historia, Julieta no muere.

¿Pero Romeo? Él perece.

 

La tarea era sencilla.

Entrar. Recuperar mi colgante. Salir sin ser notada.

Problema número uno: el soltero más inalcanzable de América me descubrió.

Problema número dos: decidió quedarse conmigo. Como ayuda.

El invierno de Zachary Sun puede ser el más frío que haya sentido, pero hace arder mi piel.

Reservado, calculador y salvajemente cruel, se alimenta de las debilidades de los demás.

Lo que no sabe es que acaba de conocer a la horma de su zapato.

Puede que él sea de la realeza estadounidense.

Pero esta plebeya se elevará para convertirse en reina.

 

 

Ella es mi pequeña mascota.

Audaz, inteligente y astuta.

Tan encantadora como una hermosa obra de arte.

Colecciono cosas hermosas, y ella es mi última adquisición.

Farrow Ballantine no está en mis planes. No es material de novia.

Demasiado rebelde. Completamente incontrolable. Además, es mi humilde sirvienta.

Esas piernas interminables y esos gélidos ojos azules normalmente no provocan nada en mí.

Pero junto con su lengua afilada, no tengo más opción que ceder a la tentación.

Me daré un pase. Solo esta vez.

Después de todo, la mayoría de los depredadores juegan con su presa.

¿Y yo? Planeo devorarla por completo.

No dejaré nada para el hombre que venga después.