No escuches los susurros del bosque.

No confíes en el hombre envuelto en sombras.

No provoques la ira de los espíritus dispersos.

No salgas después del anochecer.

La Gran Caza comienza una vez cada cincuenta años y solo los campeones dispuestos a enfrentarse a la muerte para romper la maldición se atreven a participar.

Los campeones... y yo.

No soy una guerrera, ni una herrera, y desde luego tampoco una Fae, pero el bosque es mi única esperanza. Entrar en esos árboles es caminar voluntariamente hacia mi muerte. Pero necesito la recompensa que el bosque otorgará al vencedor y estoy dispuesta a arriesgarlo todo por la oportunidad de conseguirla.

Nunca esperé encontrarme con él bajo esos árboles. La bestia que infunde miedo en las personas desesperadas de todas las tierras. El monstruo que comanda la legión de los Vacíos y empeora mil veces nuestra difícil situación.

Los Vacíos están vacíos de todo, pero ninguno es tan despiadado como él.

El príncipe Bane pretende acabar conmigo. Pero tengo un juramento que cumplir antes de dejar que lo haga. Y haré lo que sea necesario para lograrlo.

Soy Ferris Creed y voy a unir a los espíritus perdidos que una vez ataron los árboles errantes a su lugar, devolver los amuletos dispersos al núcleo de su corrupción y utilizar la recompensa del ganador para cambiar mi destino. Venga la miseria o el tormento, mediante el engaño y la mentira, conseguiré lo que vine a buscar. Y nadie se interpondrá en mi camino. Ni siquiera el príncipe Bane.