A pesar de la sangre derramada y los huesos rotos, el Blood Fury se levantará de las frías cenizas que quedaron atrás.

Trip, el hijo del ex presidente del Blood Fury MC, está decidido a resucitar el club destruido de su padre muerto. Será un camino largo y difícil mientras el nuevo presidente intenta reconstruir el club a partir de las frías cenizas que quedaron atrás.

La mala leche y los recuerdos amargos son solo algunos de los obstáculos que Trip tiene que superar. El Manning Grove PD, el departamento de policía de la ciudad, es otro, ya que no quieren ver su pequeña ciudad invadida, una vez más, por moteros forajidos.

También está Stella, la dueña de un bar local y una gran distracción que Trip no necesita, pero a la que no puede resistirse, a pesar de que ella le da todas las razones para hacerlo. La mujer es dura, está rota y lo último que quiere en su vida es a un hombre como él. 

Al final, Trip tendrá que decidir si vale la pena luchar esa guerra. Y si Stella es la guerrera que necesita luchando a su lado.

La venganza no siempre es dulce, pero seguro que puede ser satisfactoria...

Sig nunca había querido regresar a Manning Grove porque no le traía buenos recuerdos. Crecer como parte del Blood Fury MC terminó siendo un desastre y arruinó su vida, lo que lo llevó a pasar la mayor parte de ella saliendo y entrando de la cárcel. Pero ahora no solo ha vuelto, sino que está sentado en la mesa como VP junto a Trip, su medio hermano que ha resucitado al MC de las cenizas.

Aún amargado por lo que pasó hace veinte años, ahora trata de superarlo y mantenerse fuera de la cárcel para siempre. Hasta que encuentra a una mujer golpeada y abusada corriendo por el bosque, tratando de escapar de sus captores. Ahora todo en lo que puede pensar es en vengarse del Clan Shirley, un grupo de ciudadanos soberanos que no siguen ninguna ley excepto las suyas. Y si no tiene cuidado, podría terminar de nuevo en el lugar donde juró no volver a ir nunca más. Tras las rejas.

Algunos riesgos son más peligrosos que otros...

Judd "Judge" Scott vive una vida sencilla dirigiendo un negocio exitoso con su primo, Deacon. Como agente de fianzas y cazarrecompensas, es bueno en lo que hace.

Nunca imaginó que Trip regresaría y resucitaría el Blood Fury MC, reabriendo viejas heridas. Que el nuevo presidente le pidiera que ocupara el puesto de su difunto padre como Sargento de Armas debería haber sido un no rotundo para Judge. No solo porque son unas botas muy pesadas, sino porque también tiene demasiado que perder si las cosas salen mal. Además del riesgo para su negocio de fianzas, teme que la historia se repita y quiere evitar acabar en prisión, o muerto, exactamente como le sucedió a su padre. Aun así, a regañadientes acepta el puesto de Sargento de Armas del MC y lleva los colores de su padre en la espalda.

A pesar de no tener ningún interés en que una mujer le complique la vida, la joven madre que aparece en el pueblo con su pequeña hija lo intriga. Sin embargo, una vez que Judge descubre el motivo de su venida a Manning Grove, se da cuenta de que no le queda más remedio que involucrarse. Y eso podría complicarle la vida.

A veces surge un desafío que puede fortalecerte o romperte...

Deacon tiene una vida plena. Una hermandad leal dentro del Blood Fury MC. Un exitoso negocio de fianzas que dirige con su primo, Judge. Un perro fiel. También es un experto seduciendo mujeres. Tiene la belleza, el encanto y la habilidad para eso.

O al menos creía tenerlo. Hasta que encontró la horma de su zapato. Una mujer que no solo se le resiste, sino que lo desafía a cada paso.

Como experto cazarrecompensas, ha sido contratado para capturar a un violento fugitivo. Lidiar con un hombre peligroso es una cosa, pero con una mujer obstinada es otra muy distinta. Y resulta que la víctima es su hermana menor.

Para Deacon, conquistar a una mujer nunca había sido tan difícil. Cuanto más lucha ella contra su "encanto", más decidido está él a no rendirse. Ésta es una guerra que no puede permitirse perder, no solo por ella, sino también localizando al fugitivo antes de que él encuentre a su víctima.

Es un desafío que está dispuesto a asumir, siempre y cuando no lo destruya primero.