Gwen tiene una idea más que brillante.

Es 1857, y la ansiosa debutante Beth tiene sólo una temporada para conseguir un marido rico, o ella y su madre quedarán en la calle. Pero interpretar a la ingenua ruborizada hace que a Beth se le ponga la piel de gallina y preferiría estar en cualquier lugar menos aquí.

Gwen, por otro lado, está en su cuarta temporada y contando, sin ninguna intención de encontrar marido, posiblemente nunca. Ella cree que tiene mucha seguridad como la única hija de un conde libertino, de quien ha heredado todo su estilo, diversión y juegos de fiesta nada adecuados.

—Tenemos que juntarlos —dice.

Gwen no tarda mucho en idear su último plan: en lugar de entregar a Beth al cortejo, deberían orquestar una cita para el padre de Gwen y la madre recién enviudada de Beth.

—Será fácil —concuerda.

Sólo hay un... pequeño problema. Sus padres parecen odiarse. 

Pero no te preocupes. Beth y Gwen están más que a la altura del desafío.  ¿Qué tan difícil puede ser atrapar a ex-amantes viudos?

Por supuesto, justo cuando su plan comienza a desarrollarse, un vizconde rico y apuesto comienza a visitar a Beth y le ofrece el matrimonio perfecto y seguro. 

Beth no es lo suficientemente madura para esto...

Ahora Gwen debe afrontar la perspectiva de compartir a Beth con otra persona para siempre. Y Beth debe tener en cuenta el hecho de que ha captado sentimientos con fuerza, y definitivamente no son para su potencial prometido.

Ese es el problema del emparejamiento: a veces te enamoras accidentalmente de tu mejor amiga en el proceso.