Siempre dicen que debes esperar lo inesperado. Poco sabía que lo inesperado también significaba lo impensable.

Ya no era una esposa o madre, se destruyó totalmente lo que una vez fue una vida plena y significativa, dejándome con nada más que vacío en su lugar.

Me hallaba vacía, el caparazón de una mujer que no tenía planes de cambiar.

Hasta él.

Armado con afecto y sanidad, Lior estaba decidido a devolverme la vida. Para ser mi sol después de la tormenta. Suave, pero feroz, llamó a la puerta de la oscuridad y me desafió. Deseándome. Amándome.

Era la posibilidad de más, una visión de días más brillantes. Era un futuro que no creía que anhelara. Un riesgo, uno que aún no tenía certeza de estar lista de correr.

Difícil. Doloroso. Trágico.

En esto se ha convertido mi vida: el purgatorio. Flotando en medio de lo que podría haber sido y lo que nunca ocurrirá.

Mi pasado dicta mi futuro. Cada paso hacia adelante, garantiza diez pasos hacia atrás. El arrepentimiento enlazado con una adicción a las malas decisiones, vivir el momento y negar las consecuencias se ha convertido en una forma de vida.

Ignorando todas las señales de advertencia, no lo vi venir. Se suponía que él fuera una distracción, un poquito de diversión en medio de todo mi caos. Pero Elliot Ramzy resultó ser todo eso, y mucho más.