Dommik era un monstruo, un cazador de monstruos y un alfa. Formaba parte de un grupo de élite que se ocupaba de los horrores del universo. Al menos eso era lo que susurraban todos en el puerto espacial a su paso. Un Cyborg, un cazador, una bestia con ojos tan oscuros como las fosas del Infierno y el paso de un depredador.

Katalina era una don nadie que intimaba con la muerte. Se aferraba a ella como un sudario, la seguía como la peste y la infectaba como un parásito. Cuando escuchó que el Cazador de Monstruos necesitaba un asistente, aceptó el trabajo. Y cuando los ojos del Cyborg la miraron, supo que acercarse a la muerte podría devolverla a la vida.

El Cyborg no la asustaba. Así que le siguió y dejó el destino en manos del azar.

Todo el mundo temía al hombre de la banda metálica en la boca. Stryker formaba parte de un grupo de élite de Cyborgs mejorados genéticamente con ADN inhumano. Se le conocía como el Sigiloso, el callado, el hombre con media cara. Su destino era suyo y su libertad ganada a pulso, sin nada por lo que vivir salvo la caza y su historial perfecto. Hasta que recibió una llamada de socorro que cambió su sombría existencia.

—Por favor, oh Dios, por favor. ¿Hay alguien ahí fuera? Soy Norah Lee, una científica de la Tierra. No sé qué hacer. Creo que todos... todos están muertos. Por favor si escuchan esto, por favor ayúdennos.

Puedo oírlos afuera. Vienen...

¡No quiero morir!

Netto era un cyborg, un protector y un mercenario contratado. Su especialidad era el agua: poco profunda, salada y los océanos abiertos de todo el universo. También era un monstruo forjado a partir del ADN de un tiburón toro: piel gris azulada, cuerpo poderoso y un doble juego de dientes afilados como cuchillas. Su estilo de vida nómada se detiene cuando su antiguo empleador, la División de Exploración Planetaria de la Tierra, le ofrece recuperar su antiguo trabajo. 

Rylie nació y creció en el planeta Kepler, en un terreno agrícola que cultivaba gemas del mar. Pero algo estaba ocurriendo en los terrenos de su familia y la gente estaba desapareciendo. Cuando un Cyborg gigante aparece en su asentamiento y llega a un acuerdo con su padre, se ve obligada a seguir a Netto por el agua, adentrándose en los peligros de las profundidades alienígenas y más allá de la vista de la tierra. 

Temía al Cyborg. 

Temía sus dientes. 

Pero ella temía más a los monstruos del agua.

Clara se sintió confusa cuando vio el cartel en el exterior del criadero Cyborg. Quería un hijo y nada se interpondría en su camino. Pero no prestó atención a la advertencia del cartel -tenía cosas más importantes en la cabeza- y, cuando lo comprendió, ya era demasiado tarde. Su corazón ya estaba en juego. 

Reid era el protector definitivo, el guardaespaldas perfecto, su lealtad estaba incrustada en su ADN. El animal que sus creadores eligieron para él era uno de los favoritos, una auténtica bendición y a la vez una continua pesadilla. Encontró el alivio perfecto tras la Gran Guerra Galáctica: Jefe de División de la última instalación de cría Cyborg de la Tierra. Los pasillos vacíos ofrecían más que silencio: le ofrecían un santuario. 

Su territorio.  

Cuando una mujer entró por su puerta, suplicó unirse al programa y no aceptó un no por respuesta, sus delicados rasgos y su desesperación despertaron un comportamiento que llevaba mucho tiempo latente: su necesidad de reclamar.

Nadie se metía con Gunner. Nadie.

Era el Chacal, el caos viviente, el infame Cyborg excluido de la sociedad civilizada. También era el único cazador de monstruos del DEPT que aceptaba los trabajos duros, los que se hacían por debajo de la mesa. Trabajos que a menudo dejaban un rastro de sangre y huesos a su paso. Cuando un pirata se apodera de su nave, Gunner se encarga de llevar a cabo una venganza que encenderá un fuego de rabia, muerte y tormento sobre aquellos que cometieron el error de arrebatarle lo que era suyo por derecho.

Elodie ha pasado la mayor parte de su vida fingiendo ser un chico para permanecer junto a su padre en el espacio. Es la única familia que le queda. Cuando la nave en la que trabajaban es atacada, cae prisionera. Desde entonces, cada día teme que se descubra su secreto: que es una mujer sola entre los hombres.

Cuando arrastran a un desconocido a la celda contigua, se da cuenta de que estaba viviendo un tiempo prestado.

La miraba como si conociera su secreto...

¿Qué podría hacer una heredera fabulosamente rica cuando un monstruo alienígena se instala en su piscina? Llamar a un Cyborg Cazador de Monstruos, obviamente. 

Obviamente no sabía ella que acababa de contratar a un monstruo para eliminar a otro monstruo.

Janet sabía lo que querían los hombres, tomaba lo que le apetecía y lo utilizaba en su beneficio. Pero los hombres que vivían en las pequeñas colonias de su planeta natal no eran iguales a los que viajaban y conquistaban el universo. No se parecían en nada a los Cyborgs que aparecieron para resolver todos los problemas de su familia, especialmente el dios de ojos verdes que invadía su mundo. 

Así que lo utilizó como al resto, y mordió mucho más de lo que podía masticar. 

Zeph llevaba un demonio a la espalda, un demonio que le arañaba el interior de su cabeza sin descanso. Nadie adivinaría que el caballero verde neón guardaba un terrible secreto, no con su encanto y sus mentiras. Y debido a su carisma, a su oscuridad deslumbrante, el DEPT lo utilizó al máximo. Pero a veces las misiones no se arreglan con diplomacia. A veces tienes que seguir tus propios instintos -incluso los de un cocodrilo- para ir tras lo que realmente quieres. 

Él quería a Janet. Quería conservarla. 

Pero el demonio quería algo completamente distinto.

Terraform Zero, un juego de colonización de realidad virtual, ha arrasado en la galaxia. Los Campeones son nombres conocidos que dan esperanzas a la humanidad. Vee Miles cree que es lo bastante buena para competir entre ellos, pero la costosa cuota de entrada se lo impide.

Entra en escena la División de Exploración Planetaria Terrestre.

Aún conmocionada por una pesadilla publicitaria llamada Zeph, la corporación está desesperada por cambiar la opinión pública sobre los Cyborgs. Para ello, ofrecen patrocinar a Vee. La DEPT consigue el impulso publicitario, y ella se queda con el dinero del premio. El acuerdo de la DEPT viene con condiciones, ella tiene que fingir ser un oso cambiante Cyborg inventado llamado Cypher.

Un macho con el aspecto de un guerrero espacial vikingo, con suficientes cicatrices y músculos de otro mundo, para hacer que cualquier mujer se desmaye. Un hombre imaginario que le acelera el corazón...

Pero no sabe que la están utilizando como cebo para sacar al verdadero Cypher de su guarida.

Él ha salido.

Viene a por ella, y no hay lugar virtual o de otro tipo donde pueda esconderse.

Alexa tiene un único propósito en la vida, y es acabar con las máquinas de guerra llamadas Cyborgs. En concreto, la conocida como Hysterian, también conocida como Tormentor, Twitch o Jumper. El Cyborg mató a su padre a sangre fría, y ella está decidida a que le ocurra lo mismo.

Primero, necesita acercarse a Hysterian.

Segundo, necesita conseguir que confíe en ella.

Pero cuanto más se acercaba, más extraño y fascinante se volvía. Está en cada rincón sombrío. Está en sus sueños. Incluso está avivando en ella un deseo que ha mantenido enterrado durante mucho tiempo. No hay vuelta atrás cuando se encuentran varados en una nave en medio del espacio exterior.

No hay donde huir.

No hay dónde esconderse.

Es el asesino de su padre.

Pase lo que pase, sea lo que sea lo que el Cyborg le haga sentir, está decidida a que sólo uno de los dos salga con vida de la nave...

Keir fue un héroe de guerra, famoso por ser un Cyborg, y su cara aparecía en los estandartes militares de toda la galaxia.

Pero no era un héroe, no realmente.

Era un cazador, el agente libre de Nightheart “corazón nocturno” para las misiones más clasificadas. Nadie sabía que Keir trabajaba para el EPED. No estaba en deuda con nadie. Siguiendo a los monstruos más peligrosos de todo el universo.

Por eso, cuando se encuentra con una mujer hermosa e intrigante en la selva alienígena en su última misión, se siente inmediatamente sorprendido. Es inteligente, capaz y no teme en absoluto a su entorno, por brutal que sea. Pero le tiene miedo a él.

Tiene un pasado que se niega a compartir y que está relacionado con todo lo que él ha estado buscando.

Por suerte, no hay nadie más decidido que Keir... Ahora que tiene que capturar a su compañera.

Para todos los que querían que Keir fuera un murciélago. ¡Adivinen qué!

No lo es.