La primera vez que me declararon muerta, perdí mi pasado. La segunda vez, perdí mi humanidad. Ahora me persiguen y, si vuelvo a morir, perderé mi alma.

Tras ingresar en la Academia Peel, un internado sobrenatural de élite en las Islas Británicas, la última de las sirenas, Gabrielle Fiori, sólo quiere encajar. En lugar de eso, el elixir destinado a despertar sus habilidades sobrenaturales la mata.

Cuando Gabrielle despierta en la morgue doce horas después, algo malvado se despierta en ella, algo que ni siquiera la comunidad sobrenatural había visto antes. La única persona que puede ayudarla es Andre de Leon, el infame chico malo de la comunidad y rey de los vampiros.

Pero ni siquiera su ayuda puede evitar los repetidos atentados contra la vida de Gabrielle. Alguien la persigue y no se detendrá ante nada para acabar con su corta existencia. Gabrielle no puede dejar que eso ocurra ahora que su alma pende de un hilo, porque puede que haya conocido al diablo. Y él la quiere. Malo.

"En lugares que saben más del cielo y del infierno que nosotros, tienes una reputación, Gabrielle. Para ellos eres conocida como la consorte del diablo".

Cuando un cuerpo aparece cerca de la Academia Peel, todo indica que el asesino es un vampiro. Garganta destrozada, cuerpo drenado de sangre. Al menos eso es lo que parece cuando la Politia, el cuerpo de policía sobrenatural, asigna a Gabrielle el caso. Ahora es trabajo de Gabrielle averiguar quién lo hizo.

Pero cuando aparece un segundo cadáver con las mismas heridas letales, queda claro que un asesino en serie acecha la isla. Los asesinatos han puesto en peligro la tregua entre la Politia y los vampiros, y mientras el asesino siga campando a sus anchas, ésta corre peligro de disolverse. Si eso ocurre, ningún vampiro estará a salvo de la persecución, ni siquiera Gabrielle.

Ahora Gabrielle debe formar equipo con Andre, su alma gemela y la única persona de la que ha intentado mantenerse alejada, para investigar los asesinatos antes de que la tregua se disuelva. Y mantener las distancias está resultando imposible.

Pero Gabrielle tiene un problema mayor. El mundo de los muertos sabe de ella y sus susurros insinúan que algo va a por ella. Y se acerca pronto.

Han pasado dos meses. Dos meses desde que Gabrielle sobrevivió al horror de Samhain. Dos meses desde que escapó de las garras del diablo. Dos meses desde que supo que podría tener que enfrentarse a él de nuevo.

Sus noches están plagadas de sueños sobre él, y al despertarse descubre que está cada vez más cerca de ese impío reencuentro. Así que cuando se produce un asesinato ritual en una línea ley de Rumanía y llaman a Gabrielle para que investigue, parece un presagio de lo que está por venir.

Víctimas angelicales, un asesino que huele a ceniza y rosas, y heridas que hablan de sacramentos paganos... deberían ser pruebas suficientes para que Gabrielle resolviera el caso y regresara a sus vacaciones de invierno. Pero las pistas se le escapan de las manos; siempre hay alguien un paso por delante.

En la misma ciudad, Andre De León, rey de los vampiros, es juzgado por la masacre de Bishopcourt, y el sistema de justicia de su aquelarre es famoso por su crueldad. Hasta ahora había podido proteger a Gabrielle de su brutalidad, pero su cercanía la hace vulnerable a su ira, y la utilizarán para llegar hasta Andre.

Un asesino, un juicio de vampiros, el diablo... todo en la misma ciudad. Es demasiada coincidencia, lo que equivale a decir que no es una coincidencia en absoluto. El destino la ha traicionado.

Desde su Despertar, Gabrielle Fiori, de diecisiete años, ha sabido que el diablo la quiere como suya y que, cuando muera, la reclamará. Evadir la muerte debería ser fácil. Pero cuando se filtra una profecía que la relaciona con el señor del inframundo, los sobrenaturales (buenos y malos) se unen para matarla, a la chica que creen que es el anticristo. Andre de Leon, el alma gemela de Gabrielle y rey de los vampiros, hará lo que sea para salvarla de un destino predestinado desde hace miles de años. Incluso si eso significa matar. 

Aunque eso signifique morir. 

Pero Gabrielle alberga la certeza de que la muerte es sólo cuestión de tiempo. La magia que fluye por sus venas, cambiándola de humana a vampiro, la está matando. Su corazón se desacelera, sus pulmones se esfuerzan por respirar, su cuerpo se enferma. El mundo la ha abandonado, y a menos que el destino pueda salvarla, será condenada al infierno y al demonio que la espera. Y esta vez, será para siempre.

Llevada al infierno. Atada para siempre a un dios monstruoso. Este es el destino de Gabrielle Fiori, de diecisiete años. Es todo lo que siempre ha temido, y todo se ha cumplido. Sólo que... el diablo no es el monstruo que ella recuerda. A veces parece amable y, lo más desconcertante de todo, ella se siente atraída por él. Él la desea para toda la eternidad, y si ella cede, todo lo que él tiene que ofrecer puede ser suyo. ¿El único precio?.

Por un giro del mito, Gabrielle se encuentra de vuelta en la Tierra, desde el anochecer hasta el amanecer. De vuelta donde los vivos respiran, donde Andre de Leon, el rey de los vampiros y su antigua alma gemela, la espera. 

Sin embargo, no puede evitar sentir que algo va mal. Ella está equivocada. Su sangre siembra demonios y sus poderes pueden mover la tierra y el aire y todo tipo de creación. Ahora los ángeles inundan los cielos, dioses y demonios se hacen carne. Está estallando una batalla entre el bien y el mal, y si Gabrielle quiere escapar del infierno y salvar el mundo, tendrá que acabar con ella de una vez por todas.