Un psicópata no ama. Posee.

Cuando pierde interés en una posesión, se deshace de ella. Como me aburro de acechar a la inocente Rae, decido acabar con su vida.

Pero entonces ella me muestra la verdad: bajo ese disfraz de niña buena se esconde un pequeño monstruo desviado.

Me recuerda a mí mismo.

Yo llevo una máscara para ocultar quién soy; Rae se esconde tras una fachada normal cada día. Es capaz de mucho más de lo que cree, y ese potencial me intriga.

Un nuevo reto se presenta.

¿Puedo hacer que esta chica hiera a otros como yo? ¿Anhelar sangre como yo? ¿Matar como yo?

No pararé hasta averiguarlo. Mientras mi chica me divierta, la dejaré vivir.

Y cuando ya no me interese, la descartaré.