No soy más que un pago, una carta de cambio al cártel más poderoso del hemisferio norte y obligada a casarme con un hombre que no conozco.

Mi padre me vendió para salvar su pellejo. Bien podría haberme llevado a las puertas del infierno.

La familia Marino es sádica. Si los rumores son ciertos, me poseerán, me utilizarán, me controlarán y me despojarán de toda libertad que he dado por sentada. Seré un juguete nuevo y brillante en un submundo oscuro y mortal.

Así que cuando mi esposo suelta la bomba que nuestro matrimonio concertado es solo un medio para conseguir un fin, me doy cuenta que hay algo peor que ser una mera posesión.

Mi estúpido, estúpido corazón.

Al final, lo último que esperaba era enamorarme.

Mi hijo y yo estamos en peligro. De vida o muerte. Del tipo que me obliga a tomar decisiones que ninguna madre debería tener que tomar.

Haré lo que sea para mantener a salvo a mi hijo y no sacrificar mi responsabilidad con mis pacientes.

Estoy desesperada.

Tan desesperada como para pedirle ayuda al malhumorado agente especial Micah Emmett.

Pero él tiene un trabajo, y no incluye protegerme. ¿Por qué debería? No me conoce.

O eso creía.

Porque puedes aprender mucho sobre otra persona cuando está siendo observada. Y Micah me ha estado observando durante mucho tiempo.

Ahora el agente especial está pegado a mi lado.

Y ha estado monitoreándome en más de un sentido.