Ezra 

Fiestas, amigos y hockey. ¿Qué más podría querer un jugador gay de la NHL?

Si no fuera por Anton Hayes, mi vida sería perfecta.

No es que él afecte mi vida de ninguna manera. En absoluto. Eso implicaría que me importa lo que el extremo de Filadelfia piensa de mí. Lo cual no me importa.

Ni siquiera una aventura de una noche con él puede descongelar su animosidad equivocada hacia mí.

Dice que yo soy el que posee más ego, pero él mismo puede demostrarlo. Compite conmigo por ser el más egoísta de la liga.

Lo odio tanto como él a mí. Aunque anhele que se repita.

Anton 

Cuando se trata de hockey, lo único que me importa es el juego.

He trabajado durante años para ser uno de los mejores de la liga, y lo he hecho sin salpicar mi orientación por toda la prensa sensacionalista.

Mi imagen en el hockey es una que he perfeccionado cuidadosamente, y después de una noche con Ezra Palaszczuk, lo arriesgo todo.

Es engreído, odioso y tiene un ego más grande que Massachusetts. Y bueno, tal vez es el hombre más sexy que he conocido.

Nunca nos llevaremos bien. Ni cuando nos acostemos juntos. Ni cuando se despierte mi vena posesiva.

Eso no nos impide acabar en la cama juntos una y otra vez.

Lo peor de estar enamorado de mi mejor amigo heterosexual es el hecho de que él es demasiado inconsciente para verlo.

Años de suspiros me han dejado exhausto, y necesito un descanso de Dex. Necesito espacio para superar mis sentimientos. Pero cuando su relación se desmorona y recurre a mí en busca de consuelo, cedo inmediatamente.

Si hay algo que odio más que ser herido, es ver a Dex sufriendo. No puedo dejarlo en un momento de necesidad, aunque mis amigos digan que es mi mayor perdición.

Dicen que Dexter Mitchale es mi debilidad, pero si eso es cierto, no quiero ser fuerte.

Siempre he sido el más tonto. Es por lo que se me conoce, y normalmente no dejo que me afecte.

Tengo el hockey, y tengo a mi mejor amigo, Tripp. ¿Qué más necesito? ¿Sentar cabeza? No, gracias. ¿Matrimonio? Difícilmente. Según mis ex novias, eso me convierte en "irresponsable".

Pero la solución que se me ocurre para superar mi miedo al compromiso puede ser mi idea más tonta hasta ahora. No sólo tiene a la administración del equipo respirando en mi nuca, sino que pone en tensión mi amistad con Tripp.

Esta pesadilla de relaciones públicas podría hacerme perder a la única persona que he amado. Perder novias no es nada. ¿Perder a Tripp? No es una opción.

Haré lo que sea necesario para mantenerlo.

Oskar 

Después de un pequeño percance en un callejón con cámaras de seguridad, mi imagen pública necesita ser arreglada. ¿Oops?

Puede que haya sido una maniobra para llamar la atención de Lane Pierce, el nuevo director de relaciones públicas de San Jose, pero no me di cuenta de las consecuencias que tendría cuando lo hice. Ahora tengo la atención exclusiva de Lane en todas las formas equivocadas.

Se ha designado a sí mismo como mi niñero, y aunque es divertido meterse con él, estar atado a toques de queda y reglas nunca me ha funcionado. Cuanto más me opongo, más me doy cuenta de lo que realmente está en juego. Mi carrera, mi futuro y quizás incluso mi corazón.

Lane 

Ser nombrado jefe del departamento de relaciones públicas de San Jose era un sueño hecho realidad... hasta que conocí a Oskar Voyjik. 

Puede que sea de la realeza de San Jose, pero con las maniobras que ha hecho Oskar, el dueño del equipo está agotando su paciencia. Lo que me pone en la línea de fuego. Si no puedo cambiar la imagen de Oskar como fiestero, ambos seremos despedidos. 

Tengo rienda suelta para hacer lo que sea necesario, y resulta que lo que sea necesario es Oskar. 

Sólo que, cuanto más se enredan nuestras vidas, más veo al Oskar que ha enterrado en el fondo. El que sufre, el que es sensible y amable, el que... del que creo que me estoy enamorando. 

No puedo tenerlo a él y a mi carrera, y si los rumores sobre los límites profesionales que he cruzado salen a la luz, no sólo puedo despedirme del trabajo de mis sueños, sino que seré expulsado del deporte profesional por completo.

Después de mi divorcio, estoy preparado para divertirme, salir por ahí y no meterme en nada serio. Entonces conozco a Gabe Crosby, bombero superhéroe y una vergüenza para el apellido Crosby. Ni siquiera le gusta el hockey.

Sin embargo, hay una atracción hacia él que no puedo negar, algo que no había sentido desde mi adolescencia. Pero ese es el problema. No tengo ni idea de cómo son las citas, y mucho menos de cómo hacerlo con otro hombre. Me pone nervioso, y yo nunca he sido así.

Gabe me pone del revés de la mejor manera posible. Hace poco que estoy soltero, pero si sigo persiguiéndolo, puede que no me quede así mucho tiempo.

Cuando conozco a Aleksander Emerson durante una llamada de emergencia, hay tres cosas que me llaman la atención: sus tatuajes sexys, sus ojos amables y su oferta borracha de tener a mis hijos.

Es nuevo en Seattle y se acaba de divorciar, así que lo adopto bajo mi protección... y bajo mis sábanas. Le enseño cómo es el mundo de los ligues, sólo que esos ligues se convierten en fiestas de pijamas, citas y muestras públicas de celos.

Aleks está en su época casual, y yo estoy trabajando para sentar la cabeza y formar una familia. Lo que tenemos los dos es divertido, pero no es una buena idea de manera permanente.

Lástima que Aleks ya haya incendiado mi vida.