Han pasado sesenta años desde que murió el último Omega. Las alianzas de la manada se han desmoronado y los lobos renegados están en su punto más alto.

Robert, un paria de su manada, es entregado a la manada de Glenoak para ser ejecutado en represalia por un asesinato en el que no tuvo nada que ver. Pero Sebastian, su fuerte y amable Alfa, tiene otros planes. Y aunque Robert se dice a sí mismo que no es digno de la atención del Alfa, no se puede negar que hay algo entre ellos.

Sebastián, presionado para continuar con la línea alfa de su manada, considera a regañadientes un matrimonio de conveniencia. Hasta que el destino arroja literalmente a Robert a sus pies. Hay algo diferente en Robert, debajo de todo el miedo y la desconfianza, que atrae a Sebastián hacia él.

Entonces Sebastian ve una marca que lleva Robert. Una marca que no se ha visto en generaciones. Y todo cambia.

Cuando Ben, el ejecutor de la manada, persigue a un alfa renegado que está matando a los humanos, descubre que el renegado estaba emparejado con un omega, Adam. Al hacerse cargo de Adam para descubrir si fue cómplice de los crímenes de su Alfa, Ben sabe que éste dará problemas.

Adam, encerrado durante la mayor parte de su vida y criado para ser un Omega servil, lucha por lidiar con las consecuencias de su vínculo roto. Al ver lo que podría ser la vida libre de su cruel compañero, se fija en el rudo Ben como su nuevo alfa. Ben, por su parte, comienza a ver más allá de las primeras impresiones al frágil Omega que ha quedado a merced de un retorcido renegado.

Pero cuando la manada que expulsó a Ben reclama a Adam para sí, se ven obligados a separarse, y Ben se da cuenta demasiado tarde de la profundidad de su conexión. Tiene que tomar una decisión: olvidarse de Adam o dejarlo todo para rescatarlo y mantenerlo a salvo.

Matthew creció con las historias de su abuela sobre omegas, amantes predestinados y vínculos verdaderos. Cuando su apareamiento concertado resulta ser poco más que un vínculo de conveniencia, huye de la seguridad de su Manada y de su familia tradicional.

Zack, exiliado de su manada tras conocerse su relación con el hijo del alfa, ha pasado un año solitario y amargo como pícaro. Al encontrar a Matthew medio muerto en la nieve, no puede deshacerse de su naturaleza protectora y lleva al lobo a su casa para atenderlo.

Cuando Matt pone sus ojos en Zack, sabe que el apuesto alfa es suyo. Atrapados en la pasión de su calor, se pierden en una noche juntos. Pero las cosas son muy diferentes a la fría luz del día, cuando Matt se despierta sin ningún vínculo con el Alfa que yace a su lado.

Zack se resiste a descubrir la verdad sobre Matt, haciendo todo lo posible por ignorar la creciente atracción que existe entre ellos. Antes de que puedan separarse, lo que parece ser la mitad del mundo de los cambiaformas llega a su puerta: pícaros, Guerreros de Fenrir y la ex de Zack.

Pero las consecuencias de su noche juntos no son tan fáciles de ignorar y cuando Zack tiene la oportunidad de arreglar las cosas entre ellos, debe decidir si vale la pena luchar por su conexión con Matt.